“Menos memoria que un pez”

Ikuskizuna

“Menos memoria que un pez”
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Ikuskizuna

Para niñas-niños de 6-10 años. Invitaciones en la biblioteca infantil.

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AKTOREAK: Hodei Unzueta, Alex Tello eta Ixabel Agirresarobe.

 “Menos memoria que un pez”,
  se dice para describir a alguien que se deja las llaves dentro de casa. O se olvida de que dejó el puchero con las alubias al fuego, y se le queman cada dos por tres. O, en su despiste, llega al trabajo con calcetines de distinto color, porque después del primero ya se le olvidó cuál eligió antes de calzarse el segundo.
La pérdida de memoria es también, con mucho menos humor, la gran desgracia de nuestro tiempo, cuando vemos a personas mayores que se alejan de la realidad y de su vida por los estragos de la demencia senil. El Alzheimer, uno de cuyos rasgos es precisamente el extravío de la memoria, acaba con la persona. Físicamente está ahí, pero poco a poco le abandona su cualidad de ser humano.

  La persona es su memoria. Somos seres en el tiempo; es la única forma que tenemos de ser; y la identidad que a cada individuo da unidad y permanencia en ese tiempo es la memoria. Sin ella, sencillamente, no somos nada. Esta reflexión sirve asimismo para las sociedades.
  Esta representación trata de transmitir esta idea a los niños y jóvenes a través de un cuento. No es tanto una obra de teatro (que lo es) como un relato. La tradición del Cuentacuentos está muy arraigada entre nosotros. En esa fórmula de teatro infantil, hemos adoptado la escenificación del Cuentacuentos para explicar esta idea a un público receptivo a los relatos.
El narrador (amona), con la ayuda de las preguntas de unos niños, va contando la historia de un pueblo que salió de las cavernas, que conoció la civilización con los romanos, que mantuvo contactos más o menos culturales, más o menos belicosos, con visigodos, francos, musulmanes, judíos y otros, que supo abrir las puertas a los peregrinos que trajeron cultura, religión, comercio... pero sobre todo vínculos con Europa... hasta llegar a un presente en el que seguimos existiendo.
La memoria del pez es el contrapunto, la sombra en la pared en la que nos reflejamos para mostrar lo que seríamos si olvidáramos. Si perdiéramos esa memoria y ya no existiéramos más.
El objetivo de la obra es transmitir la importancia de la memoria y la historia. Educar en estos valores propios. Visualizar formas de vida y trabajo que no son habituales en una cultura presente, muy audiovisual por la televisión, pero poco cercana a nuestra realidad histórica y cultural. Reforzar la presencia y dignidad de la cultura que nos ha conducido hasta el presente. Ofrecer un marco de comprensión, de significado, al público, con respecto a nuestra propia cultura y presencia en el mundo.