El emperador Carlos V en la universidad de Oñati

I. Zumalde: Miscelanea histórica sobre Oñati, 2001, pp. 94-103

"En 1534 el obispo Rodrigo Mercado de Zuazola proyectó enriquecer a su pueblo natal con una universidad. La empresa era de envergadura, no sólo por el coste material del edificio que debía albergarlo, sino por la resistencia previsible por parte de otras instituciones análogas.

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El concejo de Oñati se ofreció enseguida a ayudarle en la construcción del edificio. Para que la universidad pudiera funcionar legalmente le era precisa la aprobación real. En carta escrita al concejo de Oñati remitiendole la copia de la bula de Paulo III les aconseja mucho sigilo y cautela, pues temía alguna oposición por parte de las universidades de Alcalá, Salamanca y Valladolid. Aunque Rodrigo era consejero del Rey y tenía muchas amistades en la Real Chancillería de Valladolid (en aquel tiempo vivía en esa ciudad), no se atrevió a enviar para su pase el documento fundacional hasta que estuviese el edificio concluido y la universidad en marcha. En tanto llegaba este día, ideó ganarse el favor real, y no se le ocurrió mejor medio que ofrecer el patronato de la universidad al mismo emperador. En escrito fechado el 1 de agosto de 1545 se lo donó a él y a sus descendientes. En esa fecha las obras de la universidad estaban todavía lejos de su término, y para perpetuar en piedra su decisión ordenó esculpir el escudo y los bustos que hemos mencionado. A estas artimañas diplomáticas se debe la vinculación del emperador Carlos V a la universidad de Oñati. Una vinculación pasiva, es cierto, pero que en su día dio los frutos deseados."